viernes, 31 de diciembre de 2010

Huyendo del frío.


Pues con la noticia que me fui a Tuxpan, Veracruz. Quería conocer el mar porque sólo lo había visto en fotos o televisión.

Muy chido el viaje, fue genial compartir tantos días con mis amigos, conocer otros lugares, aprender de las personas... simplemente maravilloso.

Les dejo una foto que tomé, la llamo "La grandeza del hombre".
Nos veremos en el futuro.
Feliz 2011.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Relato de un viaje.

Ya hace mucho tiempo, en mis primeros viajes por la tierra del sueño, mi nave sufrió un terrible mal y terminé varado en una lejana tierra, desconocida para mi. La tripulación, así como la valiosa carga, desaparecieron por completo. Fui el único sobreviviente.

Caminé sin rumbo por varios días, alimentándome de raíces y bebiendo agua de los charcos que encontraba, temiendo por mi salud. Casi había llegado al límite de mi resistencia cuando encontré una caravana de mujeres con niños en los brazos y hombres cargando grandes recipientes que contenían pescado.

Una de las mujeres, de las poquísimas que no llevaban críos, se acercó y me ayudo a caminar. Me ofreció algo del pescado que cargaban pero lo rechacé inmediatamente, nunca me ha sentado bien la comida del mar.

Me encontraba muy débil para hablar, mis pies se movían por fuerzas que me eran desconocidas. Con la vista nublada, caminaba al lado de la mujer, sentía decenas de miradas sobre mi, pero no me importaba, sólo necesitaba un poco de ayuda, les pagaría de algún modo y no me entrometería en sus asuntos.

Llegamos a una pequeña villa. Poco a poco la caravana se dispersaba, las personas tomaban rumbos diferentes, quizá con dirección a sus casas. Sentí estar a punto de caer desmayado, mi paupérrima alimentación había hecho mella en mi organismo, pensé en el fin de mis días, lejos de mi hogar.

Miré alrededor, sólo encontré a la mujer que acudió en mi ayuda y con el último esfuerzo, logre esbozar una sonrisa de agradecimiento por la compasión mostrada. Antes de caer al suelo, unos vigorosos brazos me recibieron. Perdí el conocimiento.

Desperté sin noción del tiempo transcurrido, cubierto de suaves sábanas blancas. La habitación relucía en una tenue luz anaranjada, era un lugar pequeño y encontré mis escasos objetos personales al pie de la cama. Fuera, alcancé a oír algunos murmullos, pronto apareció un anciano, de larga barba plateada. Pronunció palabras en una lengua ajena a mi conocimiento y se retiró con semblante molesto.

El cansancio hizo que volviera a dormir. Más tarde, unas delicadas manos tocaron mi frente con intención de despertarme. Mi sorpresa fue enorme, pues reconocí a la amable mujer que antes me había ayudado. A su lado estaba el anciano de barba plateada. Pronto comenzó a hablar y la mujer interpretaba sus palabras a mi lengua materna. No supe cómo habían descubierto ese dato tan importante y tuve miedo de preguntar.

El anciano decía que muy caro fue el tratamiento para mis dolencias y que no me encontraba en posición de negociar. La única manera para pagar los favores recibidos, era trabajar bajo sus órdenes. Él era comerciante y sería de gran ayuda para las labores domésticas así como para transportar las grandes cargas de mercancía que llegaban semanalmente.

La ubicación de la villa, así como el nombre del país, quedarían bajo estricto secreto para evitar que huyera. Confiaba que nadie del pueblo soltaría la lengua pues sólo una persona en todo el pueblo conocía otro idioma diferente al local.

Aquí la mujer se detuvo un momento. Parecía que interrogaba al anciano y al final de su breve dialogo, ella palideció. La visita concluyo, pero antes de retirarse, el anciano, a través de su interprete, dijo que estaba en gran deuda con él y con su casa y que esperaba que cumpliera como hombre de honor.

Pasaron los días y mi recuperación fue total. Me encontraba lleno de fuerza y me sentía atado a una gran responsabilidad. Comencé con mis labores, la encargada de hacerme llegar las órdenes del señor era su hija, la mujer que me ayudo. Ella se llamaba Ehhr-Iká.

Pasé largo tiempo sin proferir palabra, cumpliendo cabalmente con todas mis obligaciones. Los días eran largos y las noches cortas, me sentía solo. Las personas nunca volteaban su mirada hacia mi, era como una sombra. Un ser insignificante.

Por mi mente pasó la idea de escapar del lugar, pero no conocía el país, seguramente terminaría muerto. Decidí que lo mejor sería resignarme y terminar con el pago cuanto antes.

Una tarde que el anciano salió de casa, se me permitió retirarme temprano. Aparentemente se acercaba una gran celebración y el anciano quería hacer los preparativos personalmente. Recostado en mi pequeña habitación, escuche una dulce voz que cantaba. Mi curiosidad fue mayor al temor de las represalias y salí en busca de la fuente de tan hermoso sonido.

Ehhr-Iká estaba en el patio, el atardecer más bello que había visto adornaba el misterioso país donde me encontraba. Numerosas luciérnagas revoloteaban por el jardín repleto de hermosas flores color turquesa, de increíbles pétalos que reflejaban la débil luz producto de los insectos y las incipientes estrellas.

Me sentí libre por primera vez en mucho tiempo. Me quité los zapatos y salí, quería sentir el pasto bajo mis pies, oler el aroma de la noche y escuchar la desconocida melodía. Tardé en darme cuenta que Ehhr-Iká era quien cantaba a una inmensa luna llena de color naranja. El cielo nocturno era claro y su voz resonaba por todo el lugar.

Tomé asiento en un lugar apartado, mis ojos recorrieron la figura de mi benefactora, nunca me había percatado de su belleza. Largo tiempo pasé contemplando su figura y escuchando su canto.

Ya se retiraba a descansar cuando se percato de mi presencia. Sus mejillas adquirieron un color rojizo, bajó la mirada y entró sin decir palabra. Esperé unos minutos más y también me retiré a descansar. Al llegar a mi habitación escuché el rumor de unos pasos, Ehhr-Iká entró a mi pequeño cuarto sin pronunciar palabra, simplemente me miró fijamente y comprendí sus sentimientos hacia mi.

Me acerqué ignorando el gran temor que sentía. Miedo al anciano terrible, su padre y al castigo que me esperaba. La contemplé por unos segundos antes de besarla. Mis labios se encontraron con los suyos, nos unimos en una abrazo que pareció interminable y miré sus ojos, negros como la noche, hermosos como la luna. Esa ocasión, nos entregamos al amor.

Al día siguiente, continué con mis labores, pero algo dentro de mi había cambiado, ya no existía el temor, ahora me esforzaba para terminar pronto y conseguir unos minutos libres, junto a ella.

Comencé a ver a la villa como un lugar hermoso, su nombre nunca indagué, mi intención era quedarme para siempre, al lado de mi amada Ehhr-Iká.

Lentamente aprendí el idioma local y cuando me sentí seguro y me había ganado la confianza de mi amo, pedí una audiencia de suma importancia con él. Con dificultad logré articular las palabras necesarias, en la lengua local pedí la mano de mi amada en la lengua natal de su padre. Mostré el mayor respeto posible, fui uno más de su tribu.

Tras un largo silencio, el padre de Ehhr-Iká dio su aprobación, él sabía de antemano que estábamos destinado, de alguna forma misteriosa, a permanecer juntos, a unir nuestros cuerpos para ser una carne y un espíritu.

La boda se realizó con la mayor modestia, eran tiempos difíciles y no podíamos darnos el lujo de derrochar, no ahora que sabíamos que un niño se gestaba en el vientre de mi amada, fruto de aquella noche de discreto amor.

Un niño que significaba una nueva luz para la casa de mi amo. Un niño, siempre deseado, que honraría la casa y marcaría el tiempo de prosperidad. La casa de mi suegro, continuaría su legado. Ese era su mayor deseo.

Pero el destino fue cruel y tras un par de años de vida de mi hijo, el padre de Ehhr-Iká murió. No sufrió, simplemente se despidió de nosotros y de su esposa, se retiró a sus aposentos y expiró en la tranquila calma de una noche de mayo.

Lloramos largos meses, el sustento del hogar desaparecía, era mi turno de hacerme cargo del negocio, de cuidar a mi amada esposa y velar por la salud de mi suegra. Acepte el deber con el mayor de los honores.

Mi hijo, llamado Ivhaa-En, creció fuerte en espíritu, con la mirada dura de su abuelo pero la nobleza de su madre. Lo amaba tanto o más que a su madre, era sangre de mi sangre, mi familia en un mundo totalmente desconocido. Sin embargo, la desgracia no tardaría en caer.

Apenas mi hijo había comenzado su periodo escolar cuando una terrible infección cayó sobre él, la epidemia azotó la villa, los niños sufrieron una terrible enfermedad. Los dioses castigaban a los hombres quitando la vida de su ser más amado: el hijo que tanto habían deseado. Castigaban matando a un inocente, un ser puro, incapaz de cometer el mal.

Los infiernos mostraron su lado más cruel y toda la villa sufrió la muerte, sin embargo, nadie mostraba la menor lástima, todos contemplaban, impasibles, los cadáveres de sus seres más queridos. Mi amada esposa, por el contrario, sentía un vacío en el corazón: su hijo había muerto. No existe palabra para definir la perdida.

Mi ser atravesaba por una dura etapa, no me sentía capaz de consolar a mi amada. Pasé varias noches en vela, imaginando un medio para remediar su tristeza. La iluminación llegó una tarde de rojo ocaso, sentado contemplando la ciudad en el mismo lugar que espiaba a Ehhr-Iká ensayando para el festival.

Bajé y le conté sobre mi idea: un lugar para recordar a las personas que ya no están con nosotros, un lugar sagrado, como existe más allá de la villa, en el mundo que alguna vez llamé hogar. Ella se mostró contenta, su sonrisa brilló de nuevo en su rostro y fui feliz.

Tardé en preparar todo. Hice traer a un niño consagrado a los dioses para que me ayudara con un rito de despedida, contraté fuertes trabajadores para excavar la tumba en un gran terreno que compré con el dinero que había heredado de mi suegro. Este sería el cementerio, el primer y único en toda la villa.

Reuní a varias personas allegadas a mi familia, vinieron amigos de todos lados, algunos habían sufrido la misma perdida, pero, a diferencia de mi esposa, ellos no sentían tristeza. Ignoraba que hacían con el cuerpo sin vida de sus hijos.

Todo estaba preparado, el “niño sacerdote” oraba en su lengua natal mientras quemaba fuertes inciensos. La atmosfera se tornaba densa, los humos, el canto extraño, invocaban los recuerdos de mi hijo. Él amaba los juegos, era muy vivaz y de gran inteligencia. Sin darme cuenta las lagrimas surcaron mis mejillas.

Abracé a mi esposa, también lloraba, pero sentía una gran calma en su ser. Miraba fijamente la pequeña caja donde habíamos depositado el cuerpo de nuestro hijo… me es difícil describir lo que vi.

El cúmulo de emociones, mezclado con la nube tóxica de desconocidos inciensos, estimularon mi mente al grado de sufrir una especie de alucinaciones. Vi a mi hijo, me llamaba por mi nombre y gritaba el nombre de su madre. Su abuelo estaba al lado, me miraba desconsolado, con gran rencor. Sentí que me culpaba de toda la desgracia.

¡No! No era así, simplemente quería ser parte de ellos. Había perdido todo en la vida: mi camino, mis padres, mis hermanos, mis amigos. Quería comenzar una vida nueva, junto a la mujer que amo. ¿Era mucho pedir?

Montones de pensamientos atravesaron mi mente, recordé mi infancia, la ocasión que huí de casa, los golpes de mi padre… no permitiría que se repitiera. Ya tenía algo bueno, algo porque luchar: Ehhr-Iká.

Me separé de su lado, ví su rostro cansado y el renovado brillo de sus ojos. Me llené de éxtasis, quise que todos compartieran mi alegría, ellos también podían alcanzar el consuelo por la muerte de sus hijos.

Me armé de valor, hablé frente a las personas reunidas alrededor de la tumba de mi hijo. Les conté de mi mundo, de cómo enterramos a los muertos para recordar las cosas buenas que nos dieron en vida, para recordar la fragilidad de nuestra existencia, para aprender a vivir, no sólo a existir.

Les dije que ahora, ellos podrían enterrar a sus niños muertos, este lugar sería consagrado para su eterno descanso. Me miraron fijamente, sin proferir palabra. Unos pocos se retiraron en silencio, la mayoría esperó. Rostros pálidos, algunos llenos de ira… ¿estaba mal mi propuesta? ¿Qué antiguas leyes impedían que se llevara a cabo?

Reflexionaba en silencio, buscaba las palabras para disculparme, mi conocimiento en su lengua natal no era muy amplio. Debía retirar mis palabras. Justo antes de comenzar mi disculpa, un hombre arrojó al “niño sacerdote” a la fosa donde estaba mi hijo. Esta no había sido cubierta con tierra.

Quedé aterrado por semejante sacrilegio. Era una clara ofensa al Dios mayor de la villa. Mi horror aumentaba cada segundo, mis ojos no podían aceptar lo que tenían enfrente: uno a uno, fueron arrojando a sus niños a la fosa.

Grité desesperado, gritaba que se detuvieran pero no comprendían mis palabras o no querían escuchar. Hubo agudos llantos, yo me quedé paralizado al mirar el fondo y contemplar una creciente mancha carmesí en el rostro de un niño. Eran demonios disfrazados de seres humanos y arrojaban a la muerte a lo más puro que se encontraba en la villa.

Un terrible aullido me sacó de mi estado de confusión, Ehhr-Iká gritaba como una maniática y golpeaba a una mujer para evitar el terrible destino de su hijo. Fuertes brazos de hombres la sujetaron y me volví loco, la rabia cegaba mis actos, apenas recuerdo que pasó. Todo parece un mal sueño.

Ehhr-Iká gritó más fuerte y pude comprender algunas de sus palabras: ¡No a los vivos! ¡Mi esposo se refería a los muertos! Tkhleeee… tkhleeeeee ¡Muertos!

El escándalo llegó a oídos de las autoridades, a mi esposa y a mi se nos culpaba de todas las muertes de ese día, incluida la muerte del “niño sacerdote”. Nos dijeron que eso pasaba cuando se le rendía tributo a la muerte, por eso los cadáveres eran tirados en la frontera, donde eran devorados por las criaturas.

Fuimos consignados a la prisión de Mknaermer. Ehhr-Iká no soportó el dolor y se quitó la vida. Ahora estoy sólo, lejos de casa, en una tierra extraña, cargando con la culpa y el remordimiento. Simplemente quería ser feliz.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Otra chela.

Entre nubes de humo y aromas desagradables; sudor, tabaco, sexo, marihuana. Sentado en el frío piso de un auto nombrado pub irlandés, con más parecido a una cantina mexicana que el restaurant bar con adornos alusivos al 15 de septiembre, que enarbola el título de Cantina La Adelita.

¡Otra cerveza! --Grita una voz trémula, mientras unas hábiles manos quitan la corcholata de una botella de vidrio que debería estar fría. Unos pesos extraídos del bolsillo izquierdo y un encendedor para prender el cigarro y despistar el olor a mota.

Una mujer gorda ríe escandalosamente mientras retira el inquieto brazo de su acompañante que rodeaba su gran cintura. El sonido de un golpe en sus grandes nalgas y una vez más la molesta risa, que sirve de preámbulo al asqueroso beso. La saliva escurre por la comisura de sus bocas. Él trata de meter sus manos debajo del pantalón de la gorda para apretar sus carnes y con una espantosa mueca de placer, la gorda le muerde el cuello, para después tomarlo de las manos y llevarlo fuera de la vista de los demás. Salen, quizá con rumbo a un hotel de paso.

Empino mi chela, un trago para mitigar la sed, otro para brindar con los cuates y el último “para matar” y pedir una nueva. A estas alturas de la fiesta, que estén frías o calientes no importa. En la mesa de enfrente hay un par de tipos, igual o más alcoholizados que nosotros. Los acompañan unas chicas de buen ver y mejor tocar.

Mi compa se está quedando dormido, cada rato tengo que darle un madrazo en las costillas para que despierte, no se puede quedar atrás.

Me levanto para pedir las cervezas, trato de mantener el equilibrio pero el suelo se mueve demasiado. Mi cara da de lleno con el suelo y brota un liquido por mi nariz, no duele, sólo siento calor. Los tipos de la otra mesa se burlan y el cantinero corre a levantarme. Esperan a que pare la sangre y nos corren a todos del lugar. Salimos sin protestar, llevando escondidas algunas botellas llenas.

De vuelta a la calle, ocultando las chelas, evitando a los puercos de azul. Enciendo el poco hash que me queda y paso la pipa a la banda. Mi compa esta cayendo de sueño, ni madres que se va a dormir. Lo reto a una cruzada. Se niega, pero aún así, termina bebiendo todo el contenido en un trago.

Un abrazo y parece que va a vomitar, le tapo la boca con mi mano, las chelas no son para desperdiciarlas de esa manera. Con gran esfuerzo vuelve a tragar todo mientras me limpio en su ropa. La banda abre otra chela, la última.

Unos gemidos llegan a mis oídos, la curiosa pareja de hace rato se oculta entre los arbustos, me dan más asco que el vómito de mi compa. Caminamos para alejarnos, los reproches de la banda alborotan la fría noche, tienen tantas ganas de coger que ver a una pareja hacerlo les ayudaría bajarse las ganas. Quizá una chaqueta antes de dormir les haría bien.

Nos detenemos cerca de una tiendita y sacamos los últimos pesos de la bolsa, otra chela y aquí se rompió una jerga.

Una caguama en bolsa pasa de mano en mano, de boca en boca sorbiendo del popote, sentados en la banqueta, lejos de las lámparas. Alguien saca otra bacha… unos submarinos…

...

Desperté a punta de madrazos, unos pinches puercos nos toparon. La banda se había desafanado en la madrugada, nada más quedamos mi compa y yo, tirados en la calle, durmiendo a toda madre. Me treparon a la patrulla, allá, lejos de casa, lejos de mis jefes.

Medio pedo, medio pacheco. Sin saber que pedo, me refundieron en galeras y yo que pensaba que iba salir pronto, tres días de sufrirla y la chingada, ¿qué más le podían hacer a un pinche vago como yo? Ni siquiera encontraron mota o la bolsa de esa última chela.

Pero puta suerte la mía, como es pendejo mi compa… morirse de congestión alcohólica en pleno cervantino. Tenia que ser tan pendejo, le dije un chingo de veces que no se quedara dormido.

martes, 2 de noviembre de 2010

Octubre.

El mes pasado estuvo lleno de sorpresas, muchas de ellas agradables. Sinceramente creo que tengo una vida genial, llena de tantas experiencias “raras” (a falta de una mejor palabra). Quizá únicamente sea la percepción que tengo sobre ellas, nada que ver con fantasmas, sino con el modo de aprender algo nuevo cada día.

Fueron 3 semanas en las que los planes cambiaron de una y otra manera. Mientras una sonrisa se mantuviera en mi rostro, no tenía nada más de que preocuparme. Mantenerla no fue fácil, siempre pasa uno que otro “imprevisto”. Llamase dinero, familia, permisos… ¿novia? Nahh, soy soltero.

Sin embargo falta un motivo a mi existencia. Disfruto cada segundo, pero siento que falta algo, un motivo por el cual salir de la apatía y empezar a construir mi futuro. Los planes están: trabajar, tener una casa, viajar, escribir; falta esa fuerza que me haga saltar de la cama y poner en marcha la maquinaria.

Y puede que ya esté comenzando. Después de 2 meses sin escribir, retomo mi camino de las letras. Como sea, faltan 2 meses para terminar el año y no me gusta esperar al 31 de diciembre para ponerme nuevas metas. En una de esas, hasta me uno a la Revolución Mexicana parte 2.

Este blog sin sentido fue patrocinado por la leche con chocolate que estoy bebiendo y unas galletas del azul que buscan algunas chicas.

martes, 7 de septiembre de 2010

Sobre la Tolerancia.

La Tolerancia es considerada un valor universal. La Real Academia de la Lengua Española la define como: Respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias.

En mi definición, tomo en cuenta otros elementos, aparte del respeto. Estos son la Comprensión y la Aceptación. El Respeto se explica por si mismo: no te ofendo, no me burlo de tus comentarios, aunque a mi forma de pensar no sean válidos. La Comprensión radica en ver las cosas desde el punto de vista del otro, entender porque piensa así y que lo llevó a tener esos ideales. La Aceptación nos lleva a validar sus comentarios, nos hace ver que no tenemos la razón en todo, que tanto sus ideas como las mías, pueden ser erróneas, que tanto tu como yo no estamos exentos de equivocarnos.

 Si pasamos por esos tres elementos, caemos en la Tolerancia, nuestras ideas se amplían, se complementan y puede que veamos el objeto de discusión desde una perspectiva más amplia y objetiva. Esto lo veo como un proceso, un círculo, no hay principio, puedes comprender lo que dice pero no le tienes respeto, puedes respetar las ideas evitando burlarte pero no las aceptas y las descalificas.

 Mi concepto peca de idealista, pues, francamente, ¿alguien conoce a una persona con estas características? Tal vez algún día, de verdad puedan decir "Si, lo veo diario frente al espejo"

viernes, 6 de agosto de 2010

Soy un viajero de las estrellas.

Bitácora del Circunsomnus.

Entrada 1472 010-5

Desde que mis instrumentos de navegación fallaron, no se cuanto tiempo he vagado por el vacío. La tripulación me abandonó antes de llegar a la tormenta y con gran esfuerzo he mantenido en curso la nave.

Irónica mi anotación anterior, mantener en curso la nave… si llevo incontables ciclos dando vueltas sin rumbo. Esperando el momento que se agoten los suministros de alimento y muera de inanición, consumido por la soledad.

Sin embargo, una esperanza se niega a ceder ante las dificultades del viaje, siento que “alguien” me espera, lejos del lugar que llamo hogar. Debo mantener la calma, ser realista con mis posibilidades, tal vez sea necesario adelantar mi destino, tal vez no sea necesario sentir hambre.

Entrada 1472 010-6

Contemplaba la oscuridad del espacio. Cuando no hay nada que ver afuera, por dentro surgen miles de paisajes. Desearía saber pintar o dibujar para poder plasmar mi fantasía en un lienzo o en una hoja de papel. Así tendría algo que mirar.

Entrada 1472 010-7

Mi entrada anterior demuestra que estoy sufriendo alguna clase de enfermedad. Un piloto experimentado como yo no se puede permitir abandonarse a pensamientos irracionales, a caprichos artísticos. No cuando una nave depende en su totalidad de mi criterio y sano juicio.

Observar el espacio no es un ejercicio de meditación, es una precaución más. Cuando la consola principal falla, es importante estar alerta a cualquier eventualidad, podría estar pasando cerca de alguna formación rocosa, cualquier impacto podría abrir un boquete y … no quiero imaginarlo.

Debo concentrar mi atención en la nave y su buena marcha.

Entrada 1472 010-8

Busqué en el consultorio del Médico, hay muchas sustancia de las cuales desconozco su uso. Rescaté antibióticos, vendas, gasas y material necesario en casos de heridas. Busqué algún calmante para mis nervios, encontré Peridolhalo, me será de gran utilidad para episodios como el reportado entradas atrás.

Por otra parte, descubrí que uno de los enfriadores había dejado de funcionar. Gran parte de la carne que contenía ha comenzado un proceso de descomposición, lo cual indica la presencia de agentes biológicos libres en la nave. Incineré todo, tuve que sacrificar un poco de mi oxígeno a cambio de la seguridad de eliminar los cultivos biológicos. Sin embargo, es muy probable que el alguna otra parte de la nave se oculten más microorganismos.

Si tan sólo el Sistema Aspers funcionara, pondría en cuarentena las áreas infectadas y no correría ningún riesgo mi salud. Ahora tengo otra preocupación: mantener mi sistema libre de infecciones.

Entrada 1472 010-9

Permanecí mucho tiempo frente a la consola descompuesta. Escuche el sonido de una pequeña explosión, seguramente algún tubo se reventó. No me atrevo a investigar, corro mucho riesgo al abandonar el puente de mando, es muy probable que una infección general se presente, debo mantener mi organismo limpio. Cualquier contacto con agentes biológicos sería mortal. Mis defensas no se encuentran en niveles óptimos.

Prefiero volar en mil pedazos que ser carroña.

Entrada 1472 010-10

Tomé una dosis de Peridolhalo. No sé exactamente cuanto. Agregué 5 gotas a una pequeña cantidad de agua y lo ingerí. Al principio creí que no hacía efecto, pero comencé a sentir el rostro adormecido y un gran sopor.

Caminé con mucho cuidado hacia mi catre y perdí el sentido. Dormí profundamente y sin sueños. Al despertar sentí mis mente y mis pensamientos enfocados, dejé de preocuparme por los microorganismos sueltos y volví a mi rutina.

No pude hallar el origen del sonido de explosión. Revisé toda la estructura buscando fallas, no había daños. Culpo a mi estado de ansiedad. Lo mejor será descansar.

Entrada 1472 010-11

Volví a revisar el vacío, buscando señales de formaciones rocosas. ¿Es mucho pedir un planeta habitado? En mi situación actual creo que si. Ni un punto brillante, ningún reflejo, todo está en penumbra. A veces siento que mis ojos se encuentran cerrados, miro sin ver.

La nave Circunsomnus se encuentra en buen estado. Sigo viajando. ¿Qué es lo que busco?

Entrada 1472 010-12

Una luz muy intensa me despertó, me quedé dormido mientras cumplía con los deberes de vigía. Reflexionando sobre el adjetivo “Intensa” creo que fue una exageración. La luz proviene de un planeta enano, se encuentra muy alejado, no dispongo de los medios adecuados para calcular con exactitud la distancia a la que se encuentra de mi nave. Calculo, de manera muy imprecisa, un 384,000 kilómetros.

No pretendo convencerlos de la confiabilidad de mi cálculo, es tan sólo una cifra que me brota de la mente al recordar la distancia de varios objetos en el espacio, comparado con el tamaño que se aprecia a simple vista, mi cálculo carece de cualquier rigor científico y ya que parece inhóspito, lo mejor que puedo hacer es evadirlo.

No debo perder el tiempo en rocas abandonadas.

Entrada 1472 010-13

Algo está mal, muy mal. No me cuadran los datos. ¿Qué hace un “planeta” vagando sin rumbo? Debe pertenecer a un sistema solar y este a una galaxia. Otra cosa que es totalmente absurda es la luz que genera, es imposible. Debe haber una fuente, una estrella quizá. Su luz no puede ser más que un reflejo.

Tengo que observar detenidamente “el planeta”. Necesito recabar más datos.

Entrada 147 010-15

La belleza del espacio… es indescriptible…

Entrada 1472 010-10

Tomé una dosis de Peridolhalo. No sé exactamente cuanto. Agregué 5 gotas a una pequeña cantidad de agua y lo ingerí. Al principio creí que no hacía efecto, pero comencé a sentir el rostro adormecido y un gran sopor.

Entrada 1472 10-16

Creo que debería ponerle un nombre, pero soy malo para los nombres…

Entrada 147201017

Creo que pierdo mi tiempo frente a este monitor y este teclado, afuera hay un mundo maravilloso. Hoy vi una flor. De verdad, es algo que jamás pensé que podría ocurrir. Una roca flotaba y sobre ella un flor de color azul y con el tallo verde y hojas rojas.

Estoy seguro de lo que vi… lloré de alegría. Ya no estoy solo.

Entrada 19

Decidí arriesgarme. Lanzaré la última cápsula de escape con dirección al Planeta que he bautizado Ulan. Se que hay vida dentro de el. Siento como me llama, de manera misteriosa.

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No está. No lo encuentro por ninguna parte. Debe ser efecto de alguna rotación de mi nave, no se en qué momento se apagaron los propulsores, tenía combustible suficiente para mantenerlos por años ¿cuánto tiempo ha pasado?

No importa, Ulan espera. Debo localizarlo inmediatamente.

No está. ¿A dónde se fue? Era hermoso. Otra vez me encuentro solo.

Entrada 22

Mis peores sospechas se han confirmado, aparte de microorganismos, hay otro clase de agentes biológicos, en este caso, hormigas.

Creo que han dañado la instalación eléctrica y bloqueado algunas tuberías. Me resguardo en el puente de mando. Parece ser el único lugar seguro, vi una hormiga entrar y morir casi al instante. ¿acaso el Sistema Aspers continúa con algunas de sus funciones?

No sé que pasa, no he comido, no tengo hambre. Los restos de alimento se han descompuesto. La fecha de expiración marcada en los envases al vacío estaba… un momento… ¿por qué había carne en los enfriadores?

Entrada 1472 010-10

Tomé una dosis de Peridolhalo. No sé exactamente cuanto. Agregué 5 gotas a una pequeña cantidad de agua y lo ingerí. Al principio creí que no hacía efecto, pero comencé a sentir el rostro adormecido y un gran sopor.

Entrada 1472 010-

Míralo… brilla. ¿Cuanto tiempo?

Entrada 1472 010-14

¿Acaso existe una realidad? Mis sentidos me engañan… mis ideas me confunden… Carne en un lugar donde está prohibida… agentes biológico infecciosos sueltos… hormigas… un planeta para mi… ¿qué es lo que pasa?

Entrada 101010

Por fin apareció. Ulan… resplandeciente.

jueves, 5 de agosto de 2010

Preparativos para la boda.

Cierta tarde, en vísperas de una alegre boda, la madre instruía a su ilusionada hija. Tiernamente le recordaba cómo debe preparar el arroz –con más amor que cebolla. –Decía. –Y no olvides almidonar los puños y el cuello de sus camias.

Madre e hija reían, pues la linda niña de la casa, por fin se convertiría en mujer. ¡Afortunado el joven caballero que había logrado conquistar el dulce corazón de hermosa dama! La dicha inundaba cada rincón del humilde cuarto que llamaban hogar.

De pronto apareció el señor de la casa. Imperturbable, fue directo a sentarse a la mesa y con fuerte golpe, sin decir una sola palabra, mando que le sirvieran de comer.

Madre e hija rápidamente atendieron al proveedor del hogar. Una vez satisfecho, ordenó que madre e hija se sentaran con él, pues tenía asuntos importantes que discutir con ellas.

Una expresión de sorpresa invadió los rostros de las mujeres, nunca antes había ocurrido algo similar. Esto solo podía significar malas noticias. Lentamente y con mucho miedo, se acercaron a la mesa, tomaron una silla cada quien y se sentaron esperando pacientemente que hablara el hombre de la casa.

Aquel rostro estoico no se atrevía a comenzar y las mujeres debían callar. Así paso largo rato, en gran tensión, mientras la joven llenaba su mente con horribles pesadillas; creía que su padre iba a cancelar la boda, que su amor jamás se consumaría y que tendría que olvidar a su amado. Ya se veía, vieja y amargada… sola, cuidando al anciano de su padre una vez muerta su madre, aguantando sus caprichos. La esperanza de una vida mejor, junto al amor de su vida, se apagaba como una fogata en la oscuridad de la noche.

El padre titubeó, sus labios se movían sin proferir sonido alguno y lentamente perdió el control de sí mismo. ¿Qué era aquello que contemplaba la hija? Nunca lo había visto, por lo menos no en el rostro de su padre. Su madre había palidecido, no podía creer lo que veía… el Señor estaba llorando.

Con voz quebrada, el padre comenzó a hablar, poco a poco, tratando de explicar el terrible destino de su pequeña hija. Al finalizar madre e hija eran quienes derramaban lagrimas de amargura. La luz de su corazón fue consumida, no había manera de evitarlo, eran las tradiciones y si de algo se enorgullecían era de ser una familia tradicional, pobres pero personas de bien.

Así que ese era el último preparativo, una horrible muestra de sumisión y ahora no sólo dependía del padre para que la boda se llevara a cabo, todo estaba en manos del patrón.

***

Ella lentamente cierra la puerta, mientras el Patrón le habla con fingida dulzura, la llama a su lado, en un lecho profano, un lugar que debería estar reservado para su futuro esposo. Frente a un hombre gordo y que apesta a alcohol, la inocente niña se convierte en mujer.

domingo, 25 de julio de 2010

Un enamorado.

Era la época en que la fantasía se mezclaba con la realidad, antes de ser adulto pero sin ser niño. Cuando Esperanza vivía en mi corazón y era feliz estando con ella. ¡Dichosos los días que pasábamos juntos! Pues aún en invierno, las tardes parecían verano.

Una noche me encontraba en soledad. Las estrellas brillaban cómo nunca. Sentado, contemplando el espacio, buscando constelaciones, descubrí que el satélite de nuestro planeta desaparecía lentamente. Sentí una gran tristeza al verla partir, se desvanecía lentamente, aunque ninguna nube cubría su brillo.

En ese momento lloré por su perdida, caí víctima del amor a primera vista. Me sentí aturdido; un espejo de fría plata desaparecía en el cielo y grité, rogándole a Dios que no apartara su presencia de mi vista, más él no escuchó y la oscuridad envolvió el espejo y se perdió entre la noche y el brillo de las estrellas.

La amargura crecía en mi espíritu, lagrimas corrían por mis mejillas mientras reprochaba a una cruel Divinidad, pues por primera vez me reconocía enamorado y Dios se encargaba de alejarla de mi ser. Maldije la vida, maldije a Dios y maldije mi débil espíritu. Era un niño caprichoso y no tenía lo que más deseaba en la vida: Amor.

Desesperado, invoqué su nombre sin respuesta. Me hundía, lentamente, en una profunda melancolía y de pronto, un frío rayo de grisácea luz llegó a mi retina. Creía que era una ilusión, que Esperanza me jugaba una mala pasada, pero en verdad, Luna salía de nuevo.

Reí y lloré. Grite mil veces su nombre y ella respondía brillando, fue entonces cuando le pedí que fuera mi amante, le juré amor eterno y me hinqué ante su presencia. Ella aceptó, alagada, mi humilde propuesta y mi felicidad no tuvo fin. Nos besamos ocultos tras las nubes, mientras las estrellas eran testigo de mi amor interminable. Ella bajó del cielo, para compartir su tiempo, su brillo y su amor, conmigo, un enamorado más, uno entre miles.

Y así nos fuimos juntos, viajando a través del viento, tomados de la mano, amándonos hasta el final de nuestro tiempo.

miércoles, 30 de junio de 2010

Independencia y Revolución.

Cuando hablan de batallas

Y mencionan las hazañas

Lo que mi ser siente

Es un coraje, siempre presente.

Se buscaba libertad

Eso se cambia por un pan

Porque cuando ni pa comer hay

Más vale callar.

Trabajo exige la gente

Miseria ofrece el terrateniente

Pero no el de 1910

Sino que el que ahora se siente

Un gran presidente.

¡Fuera los gachupines!

Ya llegaron otros cabrones,

Vienen del norte

Pelando los dientes

y robando los clientes.

¿Qué hay que celebrar?

Pues a Hidalgo

Héroe nacional

Compadre de Pancho Villa

Y pariente de Zapata

Faltaba más, que todo por eso

Me voy a empedar.

Las ideas se olvidan,

La gente se muere,

La gente claudica.

Olvida la lucha,

Que siga la fiesta

El Mundial ya comienza.

Arriba Javier Aguirre

¡Viva el Temoc!

San Cabañas, vuelve a la cancha.

Que mientras el América gane

Y el Tri a la final llegue

Lo demás vale madre.

¿Habrá algo que celebrar a 200 años de distancia cuando la situación de los indios es la misma, cuando hay 60 millones de pobres, cuando la educación esta hecha un desastre?

Si. El partido inaugural del TRI en el Mundial.

sábado, 19 de junio de 2010

Del Árbol que cae.

Como partido por un rayo, el Árbol cae. Fueron muchos años de pie, con fuertes raíces y prodigiosos frutos, pero en la tierra nada es eterno y con gran estruendo, vuelve al suelo que lo vio nacer. Ahí va el Árbol, que aún después de muerto, sigue alimentando al mundo.

Porque los ideales trascienden el tiempo.

Y aunque no esta con nosotros, nos deja sus libros y su obra; nos deja su vida. Que sirva esta vida para conocer la suya, aunque sea la primera vez que escuchas su nombre, aunque solo lo conocías por rumores.

Que la tragedia sea tomada como una oportunidad para conocerlo, pues él mismo lo dijo: “Es posible que hayamos dejado más de lo que podemos ver ahora”.

En paz descanse José Saramago.

16 de noviembre de 1922 – 18 de junio de 2010.