viernes, 30 de noviembre de 2012

Mi compadre

Nací en la ciudad de la gente influyente; lugar donde todo mundo se conoce y todos conocen a alguien que "les hecha la mano". No es necesario tener mucho dinero, ni pagar los favores con grandes comilonas; más vale saberse leal al Licenciado y estar siempre agradecido; aunque, claro está, también una corbata o una buena loción ayudan a refrendar esa "amistad" con la gente pudiente.

jueves, 29 de noviembre de 2012

Carta sin destinatario

Cada día salgo de casa con tu recuerdo y bendición. Hay veces que son cálidos amaneceres y otras son frías mañanas. Es durante estas cuando más fuerte percibo tu abrazo, que me abriga del gélido viento y cuida que no me enferme. Aún así, siempre salgo con una bufanda y un abrigo para tratar de conservar el calor de mi cuerpo.

Resaca y rutina

La resaca es cruel, aún así aguanta los malestares frente al resto de compañeros. Si preguntan, la gripe ha "pegado duro" y mientras la peste del licor se confunda con el olor de la medicina, no tendrá problema. Aunque falten cinco horas para regresar a casa y envolverse en la cama. Por ahora debe concentrarse en grises paredes, sin adornos. Debe mantener el equilibrio al caminar y hablar con propiedad.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Laura

Como cualquier otro día salí tarde de la oficina. Se había vuelto una rutina porque cada día llegaba la jefa con más y más trabajo. El fin de semana poco a poco se convertía en día laboral y no veía otra opción más que cumplir. Claro había un poco de dinero de más, sin embargo me resultaba irrelevante pues con lo que ganaba habitualmente cubría mis gastos y me permitía ahorrar un poco.

martes, 20 de noviembre de 2012

Celebración

En esa ocasión celebraron sus treinta años en la empresa. Era un empleado con una gran trayectoria y pocos amigos. Creía firmemente que para tener éxito no había espacio para cuidar amistades. El trabajo era su vida, no estaba casado ni tenía hijos.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Confundido


No le dirigí la palabra al acostarnos, no respondí sus "buenas noches", solo apagué la luz y traté de dormir, dejar de pensar en ella, en la culpa que sentía. No... No sé. Yo apenas recuerdo lo que pasó. Estaba acostado y todo era oscuridad, no podía ver nada.