jueves, 29 de noviembre de 2012

Carta sin destinatario

Cada día salgo de casa con tu recuerdo y bendición. Hay veces que son cálidos amaneceres y otras son frías mañanas. Es durante estas cuando más fuerte percibo tu abrazo, que me abriga del gélido viento y cuida que no me enferme. Aún así, siempre salgo con una bufanda y un abrigo para tratar de conservar el calor de mi cuerpo.


Hoy es un día especialmente nublado, con mucho viento. Estamos en diciembre, todavía no llega el invierno pero ya se siente mucho frío. Se que no te gustan los días así y que te ponen triste. Tampoco a mi me gustan. Me hacen sentir lento y me da flojera levantarme de la cama, pero el mundo no se detiene y exige que cumplamos nuestros deberes.

Hoy espero que sea un buen día a pesar del frío y las nubes. Quiero que veas que sigo adelante. Tengo un buen trabajo y gano bien. Hasta mi jefe me ha felicitado por mi buen desempeño. Espero que para enero me de un aumento de sueldo, así podría arreglar ciertos desperfectos de la casa, cambiar la pintura, hacerla más cálida para el invierno.

La casa es resistente, aguantará otros veinte años o más. Tiene buenos cimientos, hará falta un terremoto para derribarla, podrás estar segura que no faltará nada mientras yo siga al frente. No tengo intenciones de partir, me gusta el lugar donde vivimos y creo que me quedaré mucho tiempo.

Ya olvidé esos viajes absurdos, creo que ahora si puse los pies en la tierra. Tú serás la única a quien le escriba aunque viva en tu casa. Ya nada de riesgos innecesarios. Tengo una rutina y deberes. Conocí un poco del mundo, lo suficiente para aprender a trabajar honestamente y ser responsable. Deseo establecerme, ya sin las fantasías de la juventud.

Si, estando juntos superaremos los problemas. Te aseguro que no habrá más discusiones y seré el pilar del hogar, aportando lo necesario y algo más. Se acabaron las fiestas y los excesos; mi rutina será la casa al trabajo y de regreso. Bueno, tal vez, en ocasiones, vaya al cine pero prometo llegar temprano para poder comer contigo.

Ahora escucharé sobre tus programas en la tele y también sobre tus problemas en tu negocio. Estaré para darte consejos, si es que lo necesitas; o dejaré que tu ingenio resuelva los conflictos. Ya aprendí a administrar mi dinero, te repito, no faltará. Mi ilusión es que te dediques a otra cosa, algo que te haga sentir bien y te ayude.

No más peleas. No más carencias. No más ignorarte. No más llegar tarde. No mas... verte por las tardes, ni nunca más.

Quisiera que pudieras ver mi historia de éxito y leer esta carta que te escribo. Apenas hace unas semanas me reprendías por llegar tarde al trabajo y como siempre, ignoraba tus consejos. Me era indiferente todo lo que deseabas y mi egoísmo era grande. Ahora lamento no poder compartir contigo que puedo cumplir tus deseos.

Te extraño. Son tus ojos y el recuerdo de tu sonrisa lo que me mantienen vivo, lo que evitan que me mate. Tal vez esta vida sea mi pago por tantos maltratos que te hice.

No hay comentarios: